El panteón de las sombras está ambientada en un contexto real histórico, pero, aparte de esto, ¿qué hay de real en esta historia? ¿Existió Aleksandra, la niña/mujer protagonista? ¿Está inspirada en alguien real?
Esta obra está basada en hechos reales ocurridos en mi familia hace casi un siglo. Puse todo mi empeño en trasmitir toda la información que había llegado a mi conocimiento a través de mis familiares más cercanos, en especial de mi abuela. Ella, Aleksandra Savinceva, era la pequeña Sasha (la protagonista de la novela) que consiguió sobrevivir a un auténtico infierno en las inhóspitas tierras siberianas y resistió los duros golpes de la hoz y el martillo soviéticos.
¿Cómo le surgió la idea de escribir esta complicada novela histórica?
Creo que esta idea siempre estaba ahí, anidada en mi mente, esperando su momento para poder mostrarla al mundo y dar a conocer la atrocidad que tuvieron que pasar miles de personas inocentes.
¿Cómo fue el proceso de investigación que llevó a cabo para documentar de una forma tan fidedigna el telón de fondo en el que se desarrolla la historia de Sasha (Aleksandra), que abarca treinta años?
Claro está que, aparte de las memorias de mi abuela, tuve que informarme sobre los acontecimientos históricos y políticos de aquellos caóticos años. A decir verdad, no tuve problemas a la hora de conseguir información, ya que tras la caída de la Unión Soviética muchos informes oficiales fueron desclasificados, exhibiendo su contenido a cualquier interesado. Tampoco faltaban los relatos de supervivientes recopilados por no pocos entusiastas rusos conmovidos por el dolor de las víctimas. Son unos relatos espeluznantes capaces de crear pesadillas.
Una pregunta al margen de lo literario: el genocidio sistemático que se produjo durante la época estalinista y, por extensión, durante gran parte de la historia de la URSS, de forma sintomática, no es apenas conocido, a diferencia del holocausto nazi. ¿A qué cree que puede deberse?
Creo que la historia la escriben los vencedores. Quizá si la Alemania nazi hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial ahora se hablaría mucho más sobre las víctimas del régimen soviético y el nombre de Auschwitz no nos sonara de nada. Quizá. Por otro lado, el terror vivido en la URSS durante décadas fue ocultado al resto del mundo. Un telón de acero casi impenetrable impedía cualquier fuga de información al exterior. Cuando se derrumbó la Unión Soviética, la mayoría de las víctimas de aquellos crímenes bien habían fallecido, bien estaban agotados por convivir con su miedo durante demasiado tiempo como para evocar sus traumáticos recuerdos.
¿Cómo se percibe en la actual Rusia aquel pasado terrible?
Es una buena pregunta. Como decía el poeta Fiódor Tiútchev: «No se puede comprender a Rusia con la razón». Inexplicablemente, el pueblo ruso había pasado página de toda aquella calamidad perdonando a sus verdugos. Y les voy a decir más, en los últimos años se están haciendo notorios los esfuerzos de rehabilitar la figura de Iósif Stalin, una iniciativa con claros fines políticos. El pueblo ruso había sufrido durante siglos a manos de distintos regímenes, tanto de zares como de comunistas y llegó a perdonarlos. ¿Quién sabe? Tal vez sea algo de nuestro carácter nacional.
¿Cómo recomendaría El panteón de las sombras a sus potenciales lectores?
En primer lugar, lo recomendaría a todo aquel interesado en la historia del caótico siglo XX, sobre todo en la poco conocida historia de la URSS. Y en segundo lugar, es una obra que muestra la fortaleza del espíritu de algunas personas, relata cómo somos capaces de superar auténticas catástrofes y resurgir de las cenizas.
¿Algún proyecto en ciernes?
Sí, tengo alguna idea que me resulta atractiva, pero todavía tiene que madurar.
¿Cuáles son sus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas?
Principalmente, son los clásicos de literatura rusa. Aunque también soy fiel seguidora del escritor japonés Haruki Murakami cuyos libros he leído tanto en su traducción rusa como española. No podría descifrar quién de todos ellos ha influido en mi obra en mayor medida.
¿Ha recibido ya algún feedback de los primeros lectores?
Sí, y les estoy muy agradecida por ello. Es interesante que cada uno había hallado algo distinto en la misma obra. A alguien le resultó desgarradora, a otros tierna. Donde unos palidecían al ver asomar los demonios de psique, otros ansiaban una mayor violencia del destino. Creo que la historia libera algo propio de cada lector. Lo que más me ha gustado es que algunos de mis lectores han manifestado que quieren volver a leer la obra.
¿Quién es?
Aleksandra Timchenko (Vladivostok, 1986).
Nacida en una ciudad cerrada de la extinta URSS que en aquel tiempo agonizaba ante su próxima desaparición. Sus primeros pasos coincidieron con los de la joven Federación Rusa, lo que le brindó una perspectiva particular sobre lo cambiante que era tanto el orden mundial como las prioridades de las personas. Fue testigo de los relatos de las generaciones silenciadas por el régimen anterior, en especial las memorias de su abuela, que había vivido la calamidad de la deskulakización donde perecieron miles de personas. La injusticia que suponía el olvido de aquella tragedia fue el impulso para escribir su primer libro.
Enlace de facebook de la autora:
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