¿Qué le llevó a escribir esta extraordinaria obra antológica?
Yo ya escribía desde mucho, tenía algunos relatos ya escritos y un día decidí publicar. Me está siendo muy difícil, trabajo duro para realizar este pequeño sueño, pero no pienso en conseguir dinero con esto, es para ayudar a mis hermanos y hermanas brujas buenas y malas a que se encuentren a sí mismos y a que se dediquen a ayudar al prójimo, y con esto, ayudar a hacer este mundo mejor. Ya regalé muchos libros y seguiré publicando y regalando a aquellos que buscan la felicidad eterna.
¿Hay algo de real en alguna de las tramas que nos ofrece en De brujas?
¡Por supuesto que sí! Son tramas vividas en otras existencias, la muerte no existe, solo entramos en otra dimensión y volvemos una y otra vez con la reencarnación para rescatar errores cometidos y mejorarnos hacia Dios.
¿Cree que en el mundo actual se ha perdido el contacto con estos saberes ancestrales y espirituales que recoge en su obra?
No se ha perdido, simplemente es mal utilizado por muchas personas, que necesitan espiritualizarse para actuar con sabiduría.
¿Cómo recomendaría De brujas a sus potenciales lectores?
Lo recomiendo como un aprendizaje más. Son historias de la vida misma, y a donde nos lleva dependiendo de nuestros actos.
¿Se atrevería con otro género literario?
Pues sí, tengo unos cuantos de terror.
¿Algún proyecto en ciernes?
Sí, estoy con De brujas 2.
¿Cuáles son tus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas?
Las influencias son los libros de Divaldo Franco, Xico Chavier, Ivone Pereira, Amalia Domingo Soler, Abel Glaser, León Denis y muchos más.
¿Ha recibido ya algún feedback de los primeros lectores?
Sí, he recibido algunos comentarios.
¿Quién es?
Luiza, hija número cuatro de ocho hermanos, soñadora y solitaria, vivía en su mundo, con sus pensamientos y sueños.
No era buena estudiante, ya que cuando empezó a tener uso de razón todo lo que se movía a su alrededor era motivo para crear una historia, y esto provocaba que no le fuera muy bien en sus clases. Con diez años, coge por primera vez el cuaderno de su madre, que siempre que podía estaba en un rincón de la casa escribiendo, y Luiza, al tener curiosidad por saber lo que su madre escribía, se escondía y empezaba a leerlo.
No comprendía muchas palabras, pero le encantó. Cierto día, al encender una hoguera en el jardín de su modesta casa, no habiendo papel para encender el fuego, Luiza pensó en el cuaderno de su madre, que ya tenía dos escritos. Lo quema pensando que, como ya lo había leído una y otra vez, sabía de memoria lo que estaba escrito, así que no lo necesitaría más.
Luiza no comprendía por qué su madre le pegó por esto, ya que ella podría relatarlo sin necesitar el cuaderno. Su madre, muy triste con lo ocurrido, nunca más tuvo ganas de escribir.
Y ahora, años después, Luiza escribe esta pequeña obra en su homenaje.