¿Qué es Confesiones desde una habitación vigilada?
Confesiones desde una habitación vigilada nace para darle voz a aquello que ocurre de una forma bestial, que sin ser la protagonista directa me afecta, puede ser bueno o puede ser malo. Por ello los versos de este libro son como la historia de Hansel y Gretel, que pasan por la apariencia de algo supuestamente bueno pero que al final resulto ser todo lo contrario; así como ellos y mis versos reúnen sus fuerzas para ser libres.
Confesiones se divide en cuatro etapas llamadas cerraduras que permitirán al lector encontrarse a sí mismo y refugiarse en su verdad.
¿Por qué la poesía como forma de expresión?
La poesía ha llegado a ser para mí un salvavidas, y por ello le debo mi vida; por ese motivo siempre soñé que mi nombre en la literatura fuera de la mano de un verso.
¿Por qué estructura su obra mediante cerraduras?
Es por el concepto de que si hay cerradura, existe una llave; la idea de que se pueda abrir y el aire corra es ideal para no perder la esperanza. Tengo que aclarar que concibo la mente como una habitación vigilada, donde puedes entrar, salir fácilmente, pero otras no.
¿Qué hay real en esta preciosa colección de poemas?
Todo es real sin importar si la vivencia es propia o de la sociedad. No creo que haga falta vivirlo en carne propia para transformarlo en palabra, no existe limite para el sentir si congeniamos con X circunstancia.
¿Cómo recomendaría Confesiones desde una habitación vigilada a sus potenciales lectores?
Abyss Borboa Olivera (escritor de mi prologo) ha logrado captar lo esencial de mi poemario: «Confesiones desde una habitación vigilada no es ni pretende ser un recetario para curar el ala, pero sí es una posibilidad para ver hacia adentro y encontrarse contigo misma y saber quién eres, y entonces tendrás tus propias confesiones».
¿En qué género clasificaría Confesiones desde una habitación vigilada?
La clasificaría en poesía en verso libre, llena de matices y un tinte gótico. El lado siempre me llama.
¿Se atrevería con otro género literario?
Sí, me encantaría escribir novela, es un reto grande, y eso es lo más me motiva, perder el miedo y retarme cada día.
¿Algún proyecto en ciernes?
Si, estoy terminando mi tercer poemario, y después me gustaría dejarme llevar por la narrativa.
¿Cuáles son tus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas?
No tengo nada en concreto que sea influencia filosófica, pero me gusta mucho Edgar Allan Poe, Gioconda Belli, Alejandra Pizarnik, Patty Smith, María Mercedes Carranza, Isabell Allende, Stephen King, Carlos Ruiz Zafón, Cornelia Funke, Kandinsky, Mariana Abramovic, últimamente estoy enganchada a Rupi Kaur, Elvira Sastre, Andrés Suárez, Lázaro Tótem.
¿Ha recibido ya algún feedback de los primeros lectores?
Las valoraciones que he recibido hasta el momento son de personas muy cercanas a mí, familiares y amigos, a muchos les ha gustado, han hecho los poemas como suyos, creo que ese es el mejor sentimiento, cuando dejan de ser parte de mi y tienen alas.
¿Quién es?
Patricia Hoy @Versoguerrero
Nací en Bogotá, Colombia, un 29 de mayo. He vivido en diferentes partes de mi país, pero mi corazón se queda en Málaga, tierra de encanto, tierra de ensueño.
Es un gusto para mí que tengas mis palabras en tus manos, puedes llamarme Patricia. Soy una géminis que viaja entre mis siete nombres. Ahora tengo 32 años,
y aunque me ha costado diecinueve primaveras llegar a esta página de mi vida, he de reconocer que el camino a veces fue un borde al barranco, pero otras veces —y
son las que cuentan— fue sencillo ser feliz. Una de esas veces fue cuando la Nave de papel me invitó al festival de la semana mundial de la poesía en Manizales
(2013). Y ahora, varios «días» (años) después, mis versos son un libro, con cuatro cerraduras, donde tus ojos serán llaves, y si llegan a tu corazón, espero que sean
puertas y ventanas abiertas.