¿Cómo fue el proceso de escritura de esta obra? ¿Cómo se le ocurrió la idea? ¿Qué le llevo a escribirla?
Yo acostumbraba a escribir cuentos a mi hija cuando esta era pequeña, cuentos que con el tiempo se han ido perdiendo. En un determinado momento, en el colegio, les pidieron un relato basado en la Declaración de los Derechos del Niño y este fue el fundamento de este relato, especialmente los artículos 3º y 6º
Victoriano o el colibrí humano se basan en:
- Todo niño desde su nacimiento tiene derecho a un nombre y una nacionalidad.
- Y todo niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, necesita amor y comprensión. Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en un ambiente de afecto y de seguridad moral y material.
¿Hay algo de real en Victoriano o el colibrí humano?
La historia de Victoriano es ficción, pero no lo fue en el caso de muchos niños nacidos en esa época, cuyos padres no podían hacerse cargo de ellos y eran acogidos en hospicios en los cuales crecían.
¿Qué aprendizajes y valores quiere transmitir con esta preciosa obra?
El valor de la familia, no solo quien nos vio nacer, sino todas aquellas personas con las que no nos unen lazos de sangre, pero siempre han estado ahí cuando se las ha necesitado, nos han cuidado y/o criado.
¿Cómo recomendaría Victoriano o el colibrí humano a sus potenciales lectores?
Es un cuento atípico basado en historias reales ocurridas durante una época en que las condiciones de vida eran muy duras. Contado con cierto humor, Victoriano vive una vida muy diferente a la de la mayoría de los niños de hoy en día.
Victoriano, privado de su familia real, su infancia y adolescencia estuvieron rodeadas de las buenas hermanas y de otros niños abandonados, pero ese hospicio donde le abandonaron se transformó en su hogar y sus habitantes en su familia. Pasó el tiempo y llegó el momento de partir y separarse de quienes habían sido su única familia para iniciar lo que sería su futuro.
¿En qué género clasificaría Victoriano o el colibrí humano?
Es un relato corto, un cuento sin más.
¿Se atrevería con otro género literario?
Siempre he escrito historias cortas para mi familia y amigos, historias para felicitar las navidades o en cualquier otra ocasión, pero, más que a esto, me he dedicado a escribir historias absurdas como “Los colores del alma”, “Las Navidades de Esperancita Navascués”, “Una piscina en Albacete”, “La fauna de la playa” o “El día que no fui a la calle Aguacate”, por ejemplo. Es posible que si algún día tuviese nietos vuelva a escribir cuentos.
¿Algún proyecto en ciernes?
Como albaceteño de nacimiento y en ejercicio, llevo años dedicándome a recopilar palabras y expresiones típicas de mi lugar de origen. Es un proyecto que me apasiona, que incluye un estudio sobre el habla albaceteña y que algún día autopublicaré para poder regalárselo a mi familia, para compartir lo que me ha llevado años recopilar con ellos. Esto forma parte de nuestra infancia y de nuestra vida.
¿Cuáles son tus principales influencias literarias, filosóficas y artísticas? ¿Cuáles se manifiestan en esta obra?
Soy bastante autodidacta y anárquico, aunque me reconozco una gran influencia del maestro Cela
¿Ha recibido ya algún feedback de los primeros lectores?
Si, me he sentido muy apoyado por toda la gente que, de una manera u otra, ha permitido a Victoriano formar parte de sus vidas. Les ha parecido una historia bonita, aunque es verdad que no es para niños muy pequeños, sino más bien a partir de 9-10 años. Muchos padres lo han dejado en la mesilla de noche de sus pequeños y se lo van leyendo a la hora de dormir, incluso en un caso Victoriano viajó a una escuela y su historia está siendo conocida por toda una clase.
¿Quién es? Vittorio Mascarpone, albaceteño de nacimiento y madrileño de educación y adopción.
Lector compulsivo desde mi más tierna infancia me ha permitido crear mundos y situaciones. Funcionario de día y manchego en mis ratos libres hasta alcanzar la edad de la jubilación cuando pasé a formar parte del grupo de jubiletas de la Guindalera, mi barrio, con sus dobles desayunos, vinitos a mediodía y el seguimiento exhaustivo de las obras cercanas.
Debido a esta edad ya provecta he merecido ser nombrado Presidente Emérito de la Comunidad de Vecinos.