Asesor fiscal, padre de tres hijas y abuelo de dos nietos, Diego Santos, nos cuenta su historia y los motivos que le llevaron a publicar ‘Té con Raúl’, ‘Te quiero’ y ‘Sorpresas te da la vida.
Como si se tratase de una conversación entre amigos, Diego Santos Márquez, nos introduce poco a poco en su vida y en los motivos que le han llevado a recorrer su camino. Nos cuenta cómo es su día a día, cómo y cuándo comenzó a escribir, los poemas y relatos que escribió en la mili y que aún conserva en el cajón de su escritorio. En definitiva, nos permite ser testigos de su camino vital y de cómo éste le ha llevado a ser el autor de ‘Té con Raúl’, ‘Te quiero’ y ‘Sorpresas te da la vida’.
A sus 57 años ha pasado parte de su vida en una asesoría y rodeado de mujeres, “Soy Asesor Fiscal desde hace casi 35 años. Casado, padre de tres hijas. He vivido entre mujeres, hasta que aparecieron mis dos nietos. En esta etapa, mi familia, mi trabajo, la lectura y la escritura son los pilares que me hacen vivir una vida con muchas satisfacciones”, explica.
Su pasión por la lectura le acompaña desde siempre, “desde que tenía diez años, recuerdo que intentaba guardar el poco dinero que te daban entonces, para asomarme al quiosco de la plaza a comprar un nuevo tebeo o cómic, como se le dice ahora. También, un amigo de mi padre me regalo una bolsa con revistas de Reader´s Digest. Podría tener entonces once años, y me las leía con mucha atención. Ese proceso de lectura, da origen a la escritura”, explica. Sin embargo, no fue hasta el año 2003 cuando gracias a la iniciativa, “Libro de Arena”, creada por Casa del Libro de Madrid en redes sociales, que comenzó a intercambia relatos y a comentar los escritos de otros. “La ilusión, es lo que me empuja a ver plasmado en unos libros todos esos microrrelatos que fui escribiendo durante años en ese espacio. Tenía material suficiente para llevarlo a un pequeño libro. Siendo la manera más fácil, viable y sobretodo creo que la única era a través de la autopublicación”, añade.
Poco a poco consiguió reunir la fuerza para juntar todos esos pequeños relatos en la que se convertiría en su primera obra. “Siempre me ha gustado subir la escalera peldaño a peldaño. Primero escribí un libro de microrrelatos ‘Té con Raúl’, después un libro de relatos ‘Té Quiero’ y hace apenas unos meses, mi primera novela ‘Sorpresas te da la vida’”, defiende.
Han pasado algunos años desde que decidió dar el salto para conseguir ese resultado “mágico”, como él lo define, de ver publicada su obra. Su vida es aparentemente la misma, pero confiesa sentirse más realizado. “Mi vida ha cambiado, en el sentido que me he sentido más realizado y he llegado a sitios donde no imaginaba. Por eso creo, que la fórmula de la autoedición, que ha sido mal vista en algunas ocasiones y criticada, es hoy en día la oportunidad de poder llegar a alguna meta en el hábito de escribir y sobretodo, lo más importante, a cumplir tus sueños”, comenta.
Su cambio no ha sido únicamente una cuestión personal sino que se ha visto reflejada en su entorno, “me valoran por ello, y se sienten contentos de tener cerca a alguien que no solo escribe, sino que también pública. Ha llegado a tal punto, que desde que escribes y eres más conocido, me invitan a tertulias, charlas y eventos. Y esas cosas, la verdad que gusta” expresa.
A pesar de estar a medio camino de publicar su cuarta obra, le cuesta responder con firmeza si le preguntamos sobre su estilo literario. “Escribo sobre la vida, sobre las relaciones humanas. Algunas personas lo califican como romántica. A mí no me lo parece. No sé si existe estilo definido a mi forma de escribir, pero mi escritura muestra la vida de los personajes, su día a día, sus problemas, sus relaciones. Sobre esos diálogos callados. Me resulta más fácil explicarlo, cuando indico que mis escritores de cabecera son J.J. Millas, Stefan Zweig y Sandor Marai. Escritores geniales, con obras que son joyas y que trata sobre las relaciones humanas y sus misterios”, argumenta.
“Sorpresas te da la vida”, su última obra publicada en Círculo Rojo, sigue promocionándose acumulando el favor de la crítico, respaldado por su experiencia termina nuestras charla, animando a los futuros escritores a escribir incluso si la inspiración no llama a tu puerta, “hay épocas en que la imaginación se bloquea. Es más frecuente de lo que se piensa. He pasado por esa etapa y, sabes, lo que no hay que hacer es dejar de escribir. Aunque tengas que tirar a la papelera, al otro día, lo que escribiste el día anterior. Tengo un ejercicio con el que los días de bloqueo pongo en práctica. Se trata de una “lluvia de palabras”, unas diez buscadas al azar en el diccionario o cualquier otro libro. Con ellas intento escribir algo, un relato, un micro, una reseña”, sentencia.