CÍRCULO ROJO.-. Miguel Vega Román se ha inspirado en sus propias hazañas para crear ‘Galápago. Recuerdos nunca olvidados’, una obra basada en hechos reales, de la que él mismo destaca, “la historia de superación del joven protagonista, así como el amor que siente por su pareja y familia”.
Publicada en Círculo Rojo Grupo Editorial, el lector va a encontrar diferentes y entrañables historias de la juventud del autor, además de descubrir las proezas y peripecias de Galápago.
SINOPSIS
Miguel Vega Román, nacido y residente en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), con una consolidada carrera como policía local desde hace veintidós años, es además entrenador de fútbol nivel 1 y diplomado en Educación Social por la UNED.
Ha sabido aunar su amor por el arte, el flamenco y la poesía con sus valores personales fundamentales, como son la superación personal, la lealtad y el sentido de la justicia; dando como resultado Galápago. Con esta obra que tienes en tus manos, el autor conseguirá que te adentres en las vivencias de un aspirante a soldado profesional y sus pormenores. Toda una historia de superación vivida en primera persona donde el protagonista y sus compañeros se enfrentan a un sin fin de situaciones de gran crudeza, experiencias límite y obstáculos en los cuales se ponen en juego la resistencia física y psicológica, la dignidad y el valor humanos; que deben sortear estoicamente por la consecución de un solo objetivo: alcanzar la gloria de ser un soldado de élite. Un relato lleno de emoción, de aventura, de amor y de valentía que no te dejará indiferente.
AUTOR
Galápago, recuerdos nunca olvidados se fraguó durante unas vacaciones un tanto especiales para mí. Tras un duro e intenso período de actividad profesional desorbitada, me encontraba exhausto por la enorme presión laboral a la que me vi sometido en tiempos de dudoso estado de alarma. Mientras casi la totalidad del planeta se quedaba en sus casas, otros tuvimos que estar en primera línea de batalla, ya que muchos, quizás «rebeldes racionales», dejaron de cumplir las normas de la legislación vigente de aquel momento histórico. Y en escasos 45 días, comencé y concluí esta historia que siempre tuve en mi mente y que por fin pudo ver la luz. Exactamente los mismos 45 días de duración del período de capacitación en la Unidad de Operaciones Especiales de Infantería de Marina, donde nuestro joven e iluso protagonista se abría paso, desconocedor de que aquella era la antesala directa hacia la experiencia vital más tremenda y en la que tendría que generar el mayor de los esfuerzos que un ser humano es capaz de soportar. Porque «allí entra quien puede, y no quien quiere».