En el frontón del Templo de Apolo en Delfos, muy cerca de dónde estaba el famoso oráculo, había una frase inscrita que, con muy pocas palabras, sintetizaba un pensamiento que ha atravesado diagonalmente la historia de la filosofía y del pensamiento existencial: «Conócete a ti mismo». Así, todo aquel que se acercaba hasta allí para consultar a los dioses sobre su futuro o para pedir consejos a las míticas pitonisas, antes de hacerlo, leía esta contundente frase, que, en realidad, incluía ya parte de la respuesta que iba a recibir.
Tanto Platón como Sócrates, dos de los principales filósofos del mundo heleno, discípulo y maestro respectivamente, tenían claro este axioma y se encargaron de desarrollarlo en sus respectivas propuestas filosóficas, haciendo hincapié en lo importante que es mirar hacia dentro antes de tomar cualquier decisión. Ambos tenían claro que el camino del autoconocimiento, el viaje en busca de nosotros mismos —que desde la más remota antigüedad han recogido metafóricamente muchas obras literarias, empezando por la Odisea—, es el camino de la madurez humana, nuestra principal misión, nuestra principal tarea, a la que nos debemos entregar en cuerpo y alma, como si de un viaje de peregrinación se tratase —no en vano, todos los que han realizado algún viaje de este tipo afirman que parte de la aventura incluye una contundente introspección—. La meta, al final, es saber qué somos, quién somos, y de camino, conocer qué son los demás, quiénes son los demás; y yendo más lejos, qué es el cosmos, el mundo ordenado que nos rodea.
Esta importantísima idea es una de las principales de este extraordinario libro que pretendo reseñar hoy: Decidí serme fiel, escrito por Elena Cantero Pascual y recientemente publicado por la editorial Círculo Rojo.
Por supuesto, no es mi intención desvelar en exceso la enorme cantidad de aprendizajes existenciales y emocionales que nos ofrece esta autora, coach profesional y experta en inteligencia emocional y programación neurolingüística; pero sí me gustaría comentar algunos puntos importantes que, a mí parecer, destacan en la obra y pueden ayudar a que el lector interesado se anime a leerla.
Para Elena es esencial el trabajo interior, la introspección activa, el «conócete a ti mismo» del que les hablaba. Solo así, entendiéndonos y comprendiéndonos, revisándonos y corrigiéndonos, podremos entender y comprender a los demás; y solo así podremos mostrarnos como realmente somos y acercarnos a la felicidad. Lo expresa muy claro: «Atrévete a ser tú». Cuanta sabiduría recogen esas cuatro palabras. Y para ello, para conocernos a nosotros mismos, nos invita a aprehender y aprender una serie herramientas, conceptos, ideas y prácticas que nos permiten ser mejores y, sobre todo, fieles a nosotros mismos. Pero claro, es un trabajo que nos pone en una complicada disyuntiva: o cambiamos, una vez que somos conscientes de que tenemos que hacerlo para ser mejores y más felices, o no cambiamos y nos refugiamos en nuestra ficticia zona de confort.
Esto exige un ejercicio de responsabilidad que nos pondrá contra las cuerdas, pero que nos permitirá, si mantenemos el ímpetu, ser lo que realmente somos. Y no solo eso: nos permitirá, como también adelantaba antes, conectar con los demás. Esa sería la segunda gran propuesta de Elena Cantero. Y es lógico. Somos animales sociales. El ser humano no puede desarrollarse plenamente si no es interactuando con los otros. Pero esto, por causas que no vienen al caso, o sí, no es fácil para todo el mundo. Así, al igual que nos ofrece un buen número de estrategias para encontrarnos a nosotros mismos, desarrolla otras tantas ideas sobre cómo debemos relacionarnos sana y justamente con las personas que nos rodean.
Pero también le da mucha importancia, como el propio título indica, a la coherencia, que viene a ser el vínculo entre las dos propuestas esenciales que les he comentado. Es decir, una vez que hemos realizado el arduo trabajo de introspección, debemos respetar lo que somos, sernos fieles, y mostrarnos coherentes con ello, con lo que somos, ante los demás. Solo así es posible relacionarse de una manera honrada y real con el otro.
Elena Cantero, por supuesto, lo explica mucho mejor que yo. Y es que esta pequeña gran obra, aunque también contiene una dosis alta de erudición y de reflexión filosófica, es un libro para todo el mundo, o debería serlo. Aunque su prosa es sencilla y muy didáctica, a veces se hace árido, pero nadie ha dicho que fuera a ser fácil. Es el precio a pagar por enfrentarnos a nosotros mismos en el espejo. El resultado, el premio, merece la pena.
Por supuesto, Decidí serme fiel incluye y desarrolla muchísimos más temas, aunque todos giren en torno a estos tres grandes principios. Si quieren saber más, ya saben…
En definitiva, se trata de una obra valiente e inspirada que puede ayudar a guiarnos y a conducirnos de forma correcta por este valle de lágrimas que a veces es la vida, para que deje de serlo y sea lo que debe ser…
Buen camino…