Reseña «La fortuna del destino», de Tamara Díaz Rodríguez.
Título: La fortuna del destino
Fecha de publicación: diciembre de 2021
Autor: Tamara Díaz Rodríguez
Editorial Círculo Rojo
Precio: 17 €
Disponible en Amazon y en librerías
Matthew Kleinfort tenía tan solo veinte años cuando la fatalidad le asestó un duro golpe, provocando un vuelco radical a su vida. Incapaz de afrontarlo, abandonó el pueblo donde creció y comenzó de cero lejos de todo, dejando atrás a su única familia y al amor de su vida. Quince años después, Matthew recibe una inesperada noticia de su hermana por la cual decide regresar a casa. Eso le obligará a reabrir viejas heridas y a enfrentarse a todos los fantasmas de su pasado, los mismos de los que lleva huyendo desde la noche en que se fue… ¿Estará, esta vez, el destino de su parte?
Sobre la novela:
Como un arma de doble filo, no sabía que podía llegar a sentir tanto como lo he hecho, cuando leí la sinopsis de este libro tan especial, y digo especial por todo lo que me ha despertado. Como escritora y ávida lectora, sé lo difícil que resulta tratar de condensar la esencia de tu propio libro en pocas líneas, tratando de no ser tediosa para el lector, y puedo decir que Tamara ha conseguido el equilibrio perfecto.
Intuía que iba a encontrarme con algún que otro cliché fuerte, pero me declaro fan absoluta de todos los que se suceden en “La fortuna del destino”. Y es que, como escritora de novela romántica, me pueden.
Pero ojo, ¡no hay que tenerle miedo a los clichés! Porque bien llevados resultan toda una maravilla. Lo defenderé a capa y espada: cuando un autor o autora vive lo que escribe, da igual si el tema está poco o muy trillado, porque lo vivirás como cuando se escribió, y podrás sentir si rio, si lloró, o incluso si lo que cuenta fue por una experiencia personal. Esas, sin duda, son las mejores lecturas; las que te dejan la piel de gallina.
La peculiaridad es que me encontré una novela romántica esperando una novela de ficción cargada de drama. Y sí, hay drama del bueno, del que me hizo leer acurrucada bajo una manta en el sofá y quedarme despierta hasta tarde.
El lector se encontrará con una historia narrada en tercera persona (mis aplausos por ello), de una manera que te hace pensar: «se nota que esta chica sabe escribir, y lo hace desde hace mucho». Conjuga dos líneas temporales: el presente, y el pasado de quince años antes; a cuando Matthew se le desmorona la vida entera, teniendo que enfrentarse a una de las decisiones más cruciales de su vida.
Ese, sin duda, es el punto de inflexión más álgido de la narración. Pero todo se va desvelando en el momento ideal, sin prisas o caos; sin aceleros. Todo en el momento justo.
Para resumir:
Narración impecable y personajes únicos. El lector no solo va a conectar con Matthew, ya que los secundarios de esta novela son maravillosos, y sus voces tienen un peso monumental en la trama. Le ayudarán, lo enredarán, y todos harán, de una manera u otra, que encamine sus pasos y aprenda a avanzar, dejando el pasado atrás.
Es una historia que, en sus trescientas páginas, se pasa en un suspiro. Porque su lectura te atrapa y te enreda, queriendo abrazarlos a todos en más de una ocasión.
Es una historia de amor apasionada, de perdón y llena de demonios. No siempre es fácil aprender a vivir con los errores del pasado, más cuando nuestros propios fantasmas no nos dejan avanzar… Matthew deberá aprender a dejar la culpabilidad atrás, y tendrá que dar la cara en un lugar en el que no parecen quererlo de vuelta. Ni siquiera Nayara. Tendrá que demostrar que no es el mismo muchacho que se marchó de Midway.
De él aprenderemos que la carga siempre pesa menos si se comparte.
Perdida en sus líneas, era como estar visionando una película, así lo sentí.
Y el final, de los que dejan el pecho caliente y una sonrisa en los labios…
Este libro se podría resumir en una frase: No sabía que lo necesitaba hasta que lo leí.
Si sois de novela romántica, tenéis que leerlo.
Sobre la autora:
Tamara Díaz Rodríguez nació en la localidad cántabra de Torrelavega en la primavera de 1988. Desde bien pequeña, le atrajo el inmenso mundo de las artes, sintiendo un amor especial por todo lo relacionado con las letras. En su juventud, además de leer todo libro romántico que cayera en sus manos, escribía relatos cortos que solamente guardaba para sí misma. El azote de la pandemia durante el 2020 le hizo replantearse muchas cuestiones en su vida y una de ellas fue dedicar más tiempo a lo que siempre le había apasionado: escribir