La ciencia ficción, además de ser un género literario (y también cinematográfico) que ofrece grandes dosis de divertimento a sus lectores, por su propia idiosincrasia, permite a sus autores acercarse a la filosofía y reflexionar sobre un sinfín de aspectos. Los ejemplos abundan. Ahí están, sin ir más lejos, las extraordinarias sagas de Fundación y los robots de Isaac Asimov —que, como sabrán los lectores iniciados, terminan convergiendo—; o Dune y sus secuelas, del grandísimo Frank Herbert; o la mismísima 2001, odisea en el espacio, de Arthur C. Clarke. Y eso sin hablar de la obra completa del maravilloso Philip K. Dick, o de algunas obras cinematográficas recientes, como Interstellar, de Christopher Nolan; o La llegada, de Dennis Villeneuve. Pero, además de un claro componente reflexivo, todas estas obras tienen en común algo más: todas se articulan en torno al problema de Dios, aunque afrontado y entendido de maneras muy diversas. En algunas, como Dune, esto es explícito; pero en otras se trata de un modo más sutil, siempre tirando de la amplitud de herramientas que permite el género.
En definitiva, aunque durante mucho tiempo fue ninguneada por los siempre altivos y prepotentes críticos literarios, desde hace varias décadas se han reconocido los méritos de la ciencia ficción, gracias a todas estas obras que he comentado y a muchas más que se han quedado en el tintero, y gracias a pequeñas sorpresas como esta novela que pretendo reseñar, Más allá de lo creíble, del auto Jhon Castillo Barreto, publicada recientemente por Editorial Círculo Rojo, una obra tan entretenida como espiritual y reflexiva.
La historia está ambientada en el año 2030, y el protagonista es un antropólogo llamado Jonathan Phils, de cuarenta años. Lleva quince investigando sobre el cuerpo humano, y la posibilidad de mejorarlo y llevarlo a límites desconocidos, desde el laboratorio de la Universidad Imperial de Londres, junto a otros científicos, entre los que se encuentra su mejor amigo, Norman Heinz. Pero se encuentra estancado. Está convencido de que las capacidades potenciales del ser humano son mucho más elevadas de lo que la ciencia, hasta ese momento, había afirmado. Pero, gracias a un curioso libro, comienza a investigar el interesante fenómeno de los viajes astrales, íntimamente relacionado con el control del cuerpo a partir del control de la mente y del desarrollo de las capacidades desconocidas del ser humano.
Esto le lleva a experimentar un buen número de cosas, como desdoblarse y estar presente en dos lugares a la vez, leer la mente de los demás, o, incluso, volar. Pero claro, todo tiene un precio, y el descubrimiento de estas capacidades le conduce a descubrir que aquello tiene sus riesgos, que la realidad es más complicada de lo que parecía y que en ese mundo paralelo con el que contacta hay seres malignos.
En un momento dado de la trama, empiezan a ser perseguidos por un grupo secreto del Gobierno. Se inicia así una huida en la que le acompaña su amigo Norman. Juntos, se verán inmersos en una complicada trama con terroristas, conspiraciones gubernamentales, poderes sobrenaturales y mucha mucha acción. Y hasta aquí puedo leer. Si quieren saber más de esta historia, tendrán que hacerse con un ejemplar de Más allá de lo creíble. Como podrán comprobar, se trata de una frenética aventura de ciencia ficción, muy entretenida y completa, y con mucho de filosófico y de espiritual. Esto, como ya adelanté, es uno de los puntos que más llaman la atención de esta novela. Por supuesto, no puedo desvelar nada, pero sí les anticipo que Jhon Castillo Barreto ofrece una particular y muy sugerente versión de Dios…
Por otro lado, desde una perspectiva más formal y literaria, la obra destaca por varios motivos: en primer lugar, por la capacidad que desarrolla el autor para atrapar al lector desde la primera página y hacer que empatice con los protagonistas de la aventura y que viva con ellos las tribulaciones por las que van pasando; pero también por su talento para generar suspense, siempre utilizando las estrategias habituales (dosificación de la información, cliffhangers, trampas narrativas, etc.).
Además, aunque los espacios adquieren gran protagonismo —y Jhon Castillo Barreto consigue describirlos y construirlos con suma habilidad—, se trata de una novela de personajes. Como no podía ser menos, están construidos de forma prodigiosa. Y, lo que es más importante, van evolucionado y complejizándose conforme las tramas van avanzando. De nuevo, el autor consigue algo que resulta aún más sorprendente. Es la clásica novela de personajes, y, siguiendo los cánones del género, están llenos de claroscuros, conflictos interiores y complejidades.
En resumidas cuentas, una novela extraordinaria que hará las delicias de los aficionados a las buenas tramas, al género de la ciencia ficción y a las historias con personajes complejos y nada maniqueos, y con mucho de filosófico y espiritual. Una pequeña joya… con un fascinante giro final que les hará pensar. Y eso es mucho hoy.
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CÍRCULO ROJO.- El doctor en Derecho por la Universidad de Barcelona, Jordi Garcia-Petit i Pamies,...