Este libro fue un impulso. Al ser consciente de que mi discapacidad
visual era de un 81%, el miedo invadió mi alma y sentí la necesidad de
valorar y disfrutar de la dicha que tenemos cuando nuestros ojos nos
guían. Después de una temporada tortuosa autoanalizando y culpando
a mis errores para justificar mi enfermedad, me di cuenta de que no era
el camino para llevar una vida normal. La resignación afloró cuando
descubrí que sufrir por una posible oscuridad era angustioso, y me
dediqué, aunque con mucha dificultad, a escribir.
Años atrás, la música fue mi principal aliada para denunciar la violencia
y el maltrato de los que fui víctima, pero seguían mis temores. Se
juntaron dolores y tristezas, y con el canto pude encontrar un aliciente.
Hoy escribo sin dejar de cantar. No se si mi historia la leerán muchas
personas, pero sí estoy segura de que, si llega a las manos de alguna
mujer que dude de su poder, de su fuerza y talante en su trayecto vital,
quizás mi experiencia pueda aportarle algo.
Amor e imprevistos son episodios de mi vida donde hombres buenos,
malos, con sus propias filosofías y miedos, marcaron mi vida. La voz
de la conciencia defiende mi existencia y me ayuda a encontrarme y
reconocerme como una mujer nueva. Mis desafíos fueron descubiertos
después de haberlos vivido, y finalmente reconozco que la vida es un
despertar, escuchar, aprender, reconocerte, intentar no sufrir, afrontar
todos los obstáculos con valentía, no olvidar, avanzar, prever, abrazar el
amor y sonreír.
Biografía:
Ludmila Mercerón Trenard es una artista
cubana que reside en España desde 1991.
Ha desarrollado su vida profesional como
cantante, pianista, compositora y pedagoga.
Mientras que en sus espectáculos hilvana
historias con las vidas y la creación de
compositoras cubanas, en 2022, a raíz del
deterioro de su visión, tomó conciencia de sus
limitaciones y decidió escribir esta novela, casi
a contrarreloj, como si fuera imprescindible.
En ella, el amor es el fin de todas las
aspiraciones de la protagonista, una mujer
que desea ser amada, crecer amando, educar
con amor, soñar y evolucionar con la pasión
vital de compartirse, entregarse y vibrar por
amar a un hombre que considere bueno,
que —según sus apreciaciones— sea normal,
diáfano y viril. Y que descubre su evolución
como mujer en un mundo machista donde
los miedos y debilidades afloran y tronchan
el curso de sus planes. Esa mujer desea amar
sin contratiempos, con respeto y tolerancia.
Finalmente, Ludmila Mercerón aspira a que el
lector se identifique con otro personaje que, a
lo largo de la historia, ayuda a la protagonista
a reconocer sus errores y a apreciar que va
alcanzando la madurez, aunque haya sido a
costa de mucho sufrimiento. ¿Al final vale
la pena insistir y amar? ¿Creer que puede
ser posible compartir su vida? ¿El miedo
desaparece? ¿El amor es un sueño?
Amor e imprevistos es un deseo que se
presenta elocuente y pasional.