Nació el último día de 1947 en una zona rural de la isla de Menorca, en medio del Mediterráneo.
Una infancia enfermiza la volcó en la lectura, y más tarde, en la escritura. Escribía cuanto le pasaba o sentía. Siempre fue su válvula de escape.
Le habría gustado estudiar periodismo, pero era la menor de cinco hermanos, tres de ellos varones, y ninguno pudo estudiar; así que «el conclave familiar» decidió que a ella no le hacía falta estudiar.
Tuvo una vida azarosa en temas de pareja; dos hijos y tres nietos.
Desde hace unos diez años se casó con Alberto, el verdadero amor de su vida, cuando ya tenía más de sesenta años. Con él vivió los mejores años de su vida; grandes momentos que le inspiraron románticas historias que aparecen en este libro.
En 1996 creó una empresa de servicios, que después de unos años en ascenso, cayó en picado en la anterior crisis. Se arruinó por completo, perdiendo casa, ahorros, coches, etc… y casi la salud. Pero como mujer luchadora que fue siempre, consiguió sobrevivir, en parte gracias a
su imaginación y al apoyo de su familia.
Como suele comentar Antonia: «Siempre hay un tiempo para vivir y otro para escribir»… Y las largas tardes de invierno permiten dar rienda suelta a su imaginación, creando relatos cortos como los veinte que aparecen en este libro.
La única pretensión de la autora es que se diviertan leyendo, tanto como se divierte ella escribiendo. Este es su primera edición. Pero tiene una obra de teatro escrita en catalán y varios monólogos esperando en la parrilla de salida.
¡Por fin! Este año decidió que no podía esperar más para dar a conocer su obra, y contactó con la Editorial Círculo Rojo para que le «diera forma».