Higinio Díaz-Marta Garrón, Gini, es madrileño y gato de pura cepa, nacido y bautizado bajo los acordes de un típico organillo, en una pequeña carpintería de Lavapiés, y presente, desde siempre, en todas esas barriadas de Madrid, de ese Madrid que tanto quiere y adora.
Aunque su formación es eminentemente técnica, por sus estudios y profesión de ingeniería, es un reconocido pintor, hecho a sí mismo, con numerosos premios y exposiciones, además de figurar como artista representativo del arte pictórico del siglo XX, tal como lo reconoce la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, con aportación de obra para su museo.
Es el creador del «puntillismo gráfico», una técnica que solo realiza él, única en ese mundo artístico.
En paralelo a su pintura en Artes Plásticas, hay que destacar su faceta artística como escritor importante, tarea en la que se ha volcado con la misma pasión y entrega, y fruto de la cual ya nos ha dejado siete novelas, con títulos tan interesantes como El caso Sheridan, Torre Miró, La banda de Maquiavelo, El viñedo rojo, En busca del tiempo, El premio y El tiburón del Pacífico.
En esta última, su octava novela: Asesinato en la Costa Azul, nos narra una concienzuda y gran investigación del comisario Molina, un personaje de ficción creado también por él y que suele figurar en algunas de sus novelas, tratando de descubrir la realidad del asesinato de un fabricante de tejidos catalán, ocurrido durante la convención gremial, mantenida en la ciudad de Antibes, cerca del Castillo Grimaldi, actualmente Museo Picasso, en esa bonita y variopinta ciudad de la Costa Azul francesa.