Es arquitecto y urbanista por la Universidad Politécnica de Madrid. Se ha formado además en Suecia, leyendo novelas de Mankell, al sol de media noche, y en Italia, país por el que siente una gran admiración. En Milán, se dejó la piel para enamorarla viendo Cinema Pardiso y casarse , entre viñedos, en una colina de la Toscana. Tras un tiempo trabajando en
Nueva York, ciudad que le marca el carácter, asomado a una escalera de incendios del SoHo que miraba al Empire State, regresa a Madrid, donde no sólo desarrolla su profesión de arquitecto sino que se especializa en consultoría estratégica y banca privada. Nunca ha cesado su pasión por la literatura, que nace en los fríos inviernos de Salamanca y se desarrolla en el tiempo entre viajes, decepciones, idiomas, sentimientos, alegrías, arquitectura, playas de Punta del Este y el día que ella le enseñó Buenos Aires. Admira a los clásicos españoles aunque Shakespeare le conmueva más. Pero sus fuentes, podrían acercarse más a la lírica del cine italiano con toques de Woody Allen y gusto a los maestros de la arquitectura renacentista que seguían a Bramante, si eso fuera posible. Porque como dice el viejo proverbio, uno no llega a ser jamás lo que iba a ser, sino la conjunción de todo lo que le ha dejado una huella.