Kevin Anaya Fernández (Lliçà d’Amunt, 2001).
Nací una madrugada de primavera en Granollers, Barcelona. Nunca he sido mucho de leer y mucho menos de escribir, pero soy de los que piensa que la vida da muchas vueltas.
Empecé a escribir lo que sentía con dieciséis años, pero no fue hasta los diecisiete que empecé a usar la poesía como remedio al dolor, al amor, al desamor, a noches en vela, a descosidos de corazón…
Me refugié en mis poemas como el que se refugia de la lluvia en el bar de la esquina, buscando la paz con un café con leche calentito, sin espuma. Empecé a trabajar desde pequeño y, aunque no haya tenido la mejor infancia, eso me ha hecho ser como soy hoy. Quiero mucho. Quiero con el corazón. Daría la vida por mi hermana pequeña. Con estudios básicos y poca compañía me las he apañado en la vida. Escribir Todo aquello que no te dije es un sueño cumplido, solo me falta plantar un árbol y tener un hijo. Es mi primer libro, estoy seguro de que no es el último, aún me queda mucho por decir, por escribir. Ahora, si has llegado hasta aquí, puedes empezar a leer todo lo que se me pasó por el corazón, pero, por motivos varios, nunca te dije.