Coco-dilo. “Tras los últimos gritos
llega una etapa de sosiego y espera.
Tengo la impresión de vivir un espejismo,
los segundos se alargan, las horas se paran
y el tiempo se aferra de tal modo que no pasa.
Dejaré correr el pensamiento
sin volverme atrás.
Las palabras no me sirven,
no son nada Cierro los ojos y solo veo cuatro paredes,
cuatro paredes completamente lisas y blancas,
techo y suelo me encuentro dentro…
Noto que noto la tristeza,
pero volveré a reír de nuevo.
Tumbado miro arriba
y toda esa pesada superficie
se me viene encima,
cuando, por fin, me duermo.
Abro los ojos,
es otro día por la mañana.
Las ventanas de este cuarto
me declaran un día espléndido
–en el que me he sentido insecto
también esta noche–
El cielo en octubre parece primavera
Afuera suenan las voces a fiesta”
El relato versa sobre la vida del “coco-dilo”, desde su estado prenatal hasta su juventud. Las etapas psicológicas revividas por el dicho “coco” y su incidencia en el subcons- ciente siguen un reflejo fuera de todo orden cronológico. Escrito en pauta no lineal, exige una lectura continuada, sin reparar, en principio, en significados ni en amenidad de relato; de este modo el contenido se esclarece y se interpreta por sí solo.Se trata de un monólogo expresado con espontaneidad y mente analítica, utilizando ejercicios de poesía concreta, recursos oníricos y técnicas como el ‘cut-up’, que otorgan al escrito frescura y experimentación. Su realización completa es de la primavera de1974, cuando el autor tenía 21 años, en un tiempo sociopolítico tardofranquista que el hablante quiere superar en lo social y en lo personal.