¿Nunca te ha sucedido que ya no necesitas pruebas? ¿Que digan lo que digan, hagan lo que hagan, algo golpea tu pecho y te dice “esto ya lo sabía”, o por el
contrario “esto no es cierto”?
¿Cuántas veces, ante una discusión ajena, sentiste el impulso de levantarte, con el aura alterado, dar un golpe en la mesa y decir “¡Basta!”? Sin saber por qué, tu interior se distorsionaba, algo rompía, pero también te conectaba con algo venido de lejos. No formabas parte del disturbio, pero sentías como tu equilibrio se quebraba.
¿La sirena de una ambulancia resuena en la calle y de repente echas a llorar?
¿Te despiertas a menudo a una hora en concreto sin saber por qué ni por qué no?
¿De repente aquel alimento que tanto te entusiasmaba te repugna de una manera insensata?
¿Y tú, que te presumes tan valiente, tiemblas ante una simple araña?
¿En qué momento, en qué lugar y bajo qué circunstancias has suscrito ese trato o decretado este bloqueo que ahora te impide avanzar?
Descubrir cuanto ha sucedido, sin duda es ardua tarea, sin embargo, cambiar la energía que la ha generado, es más fácil de lo que piensas.
Solo requiere un poco de tu tiempo, y de tu interés.