Alguien debería escribir la verdadera historia de Enara y Goyo, una pareja que renunció a los viajes que imponía la emigración y se estableció definitivamente en Valdelagua, paraje montañoso cercano
al nacimiento de un río.
Veraneaban al sur, a cincuenta kilómetros de nido junto a la confluencia del Manzanares con el Jarama. Observándoles durante años, se pudo comprobar que Enara volvió definitivamente al nido de la montaña durante el invierno del año uno de la COVID-19 (noviembre de 1920). Hacía tiempo que Goyo había muerto
Biografía:
Setenta y cinco años; cultiva la autoficción y ha escrito varios textos. Enara es su primera
aventura editorial.