Aún no es tarde, vives y sientes en tu rostro la brisa en que se ha apaciguado el viento que roza tu frente, y puedes notar su suave
andar, el universo se abre para ti.
La noche despliega todo su poder y el tiempo se recorre en un jardín de orientales sonidos. Jazmines llenan la vida de este pueblo donde desaparece soledad y empieza el mar a quebrar rocas y hombres, pero el alma se abre paso clamando por el deseo de no huir nunca de este pueblo de la costa donde reina e imperan olas verdes y azules, plateadas, sobre un fondo oscuro en el que se reflejan las estrellas cautivas.