Este poemario es el cuaderno de viaje de un camino que está siendo fácil y difícil, suave y espinoso, amable y egoísta, todo
a la vez —como todos, supongo—. Empezó cuando dejé de hacer oídos sordos a mis anhelos, que, por entonces, todavía
no sabían ni hablar ni callar. Acepté que Godot no iba a venir y dejé de esperar respuestas. En cambio, empecé a buscar nuevas preguntas que me ayudasen a encontrarme. Y parece ser que yo me encuentro en manchas de tinta en una libreta.
En estos poemas he abrazado cada emoción y les he dado la palabra. Pero las emociones son imprevisibles… A veces, no
saben ni lo que sienten y dicen cosas sin sentido. Espero que puedas acogerlas, escucharlas y darles el tuyo propio. Ojalá que, al darle la vuelta a estas manchas, de alguna manera, tú también te encuentres en ellas.