La confesión del robo de un manuscrito es el punto de partida de esta brillante miscelánea de novela histórica, biografía y esbozo filosófico.
Joan Rocaful narra su vida desde que es un joven de quince años que comparte una difícil existencia con su familia en Arrós, inhóspita aldea del Pirineo Catalán. Es a finales de 1704 cuando el fraile reclutador de una desconocida orden religiosa ofrece a sus padres liberarlos de la carga que representa su sustento. Ante la absoluta falta de futuro, y conscientes de que su hijo llevará la misma vida de sacrificios y pobreza que ellos, deciden entregárselo al extraño.
El fraile y el joven comenzarán un penoso viaje cuyo destino es una pequeña villa del Levante gobernada por la corrupción, las supersticiones y la arbitrariedad de la Inquisición. El objetivo es construir un convento para ofrecer cobijo y cuidados médicos a todas las personas que la Guerra de Sucesión (1701–1713) está maltratando. Los medios que cuentan para llevarlo a cabo: ninguno.
La novela muestra con rigor los defectos que el ser humano se ha visto incapaz de corregir a lo largo de su existencia, así como las virtudes que lo han conducido a los grandes logros. No importa los siglos que han transcurrido, y nada indica que cambiará algo en los venideros. Nuestra esencia es estática como la imagen de un cuadro, firme como una montaña, invariable como si fuésemos un mero capricho de Dios.