El hogar, la tierra y sus entrañas emocionales. Todo ello revisitado y recitado desde los cinco puntos cardinales norte, sur, este, oeste y celeste. Las rutas del éxodo. Y en cada ruta, su propio triángulo de las Bermudas, su propia trilogía de expolio, exilio y expulsión. Su propia guerra de calvario, cautiverio y capitulación. Para acabar rompiendo la brújula, abriéndola en canal. Abriendo la única encrucijada imposible. Cerrando la única salida posible: la memoria feminista de quien es testigo y vástago del viento y del silencio. Desde la tierra al cielo. Desde la lucha de clases. Desde las fronteras fratricidas de las patrias a los brazos fronterizos y acogedores de las matrias.