La rigidez inherente al ámbito burocrático, sometido al estricto cumplimiento de los procedimientos reglados, provoca frialdad y deshumanización. Pero la oficina, antítesis de lo emocional, no queda al margen de las virtudes y miserias del ser humano, porque la emoción es consustancial a la persona, con independencia del contexto en el que se manifieste o en el que se reprima. Por otra parte, el/la oficinista se siente la mayor parte de las veces preso/a en una rutina compleja y enrevesada que, durante buena parte de su tiempo vital, pone su mente a disposición de un sistema estricto que anquilosa su pensamiento y lo constriñe.
En su doble faceta de poeta y de burócrata, Fuensanta Martín Quero se convierte en este poemario en observadora y, al mismo tiempo, en personaje de esa realidad no exenta de contradicciones, como lo hiciera en los años cincuenta del pasado siglo el poeta uruguayo Mario Benedetti en Poemas de la oficina. Libro que ha servido de inspiración a este otro en el que se introducen además elementos propios del mundo burocrático actual. Por ello y porque en el 2020 se cumplen cien años del nacimiento de este gran escritor que fue Mario Benedetti, una de las figuras más relevantes de la literatura universal, la autora de Poemas de la oficina en el siglo XXI quiere rendirle homenaje con este libro.