Shhh, algo se está organizando en el núcleo, algo se está orquestando en la banda, cromo 20, 21 y 23. Sí, sí, algo están tramando estos tres, escuchemos, ¿qué hablan?
Atención, les habla el núcleo, todos en fila, en cadena, vamos, formados de dos en dos, nada de sobresaltos, nada de cambios de último momento. Ustedes tres, los últimos de la fila, ¿qué hablan?
Ojo 20, mira, el núcleo nos está mirando. Cuidado, 23, quédate quietecito, deja de nadar, no levantes viscosidad, tengo que prepararme, denme más proteína, no escatimen, saben que tengo una misión por delante… Vamos, ayuden, colaboren, pónganle emoción, ya saben de qué va esto. Fuera necesitan cambios, necesitan algo diferente, de nuestro sacrificio aquí dentro depende la evolución… Lo saben, vamos, ¡¡¡proteína, proteína!!!…
Bien, todos en fila, igualitos, pero… ¡deténganse, alto! A ver, ¿el chiquito ese quién es? No, no, no lo hagan, no se dividan, ya son dos, es suficiente, detengan a ese trío, avísenle de que fuera no están preparados para comprender la desigualdad, no los verán valientes, tan solo diferentes, deténganse, fuera no quieren cambios, los rechazarán… ¡¡Deténganse!!
Sigue, sigue, 21, seguro que te informaste bien, te fijaste en los genes de la madre y del padre, te aseguraste de que sean fuertes, amables y de que no cambiarán de parecer… Sí, sí, 20, tranquilo, los estudié, tenemos que correr el riesgo, voy a separarme para definir al ADN, y no tengo cómo volver atrás. Ayúdame, ayúdame, 23, olvídate de las «y» o de las «x», antes de que te definas, hazme a mí humano como los demás. Sí, sí, ya sé, la perfección manda fuera, pero de eso se trata esto.
Somos revolucionarios de lo perfecto, somos la excusa que vuelve empáticos a humanos, hasta más hermosos los hacemos sentir, le enseñamos sobre la suerte que tienen o al menos la que ellos creen tener, los dejamos trabajar, les pedimos favores para que sean héroes por un rato, y hasta les dejamos que reciban aplausos por un momento de conciencia social. Sí, tenemos que lograrlo, 20 y 23. Ellos, allá fuera, nos necesitan más de lo que logran entender. Sí, ya se nos ve distintos, débiles, pero es porque no comprenden que la especie más inteligente y más fuerte es la que mejor se adapta a los cambios y, si no, pregúntenle al que habla de «la evolución», cuyo nombre también empieza con «D» (ja, ¿casualidad?), pues nosotros ya vamos cambiados y, por lo tanto, vamos un pasito más adelante, así que ¿cómo llamaremos a esto? Ah, sí, ya sé… «Revolución».