«Juan Manuel Palma ha escrito un libro honesto, valiente, hondo, generoso, bien escrito. Un libro que explica lo inexplicable (el amor al prójimo, el deseo, la voluntad de participar en las cosas importantes del mundo, las dudas y los encontronazos del camino, las luces y las sombras de lo sagrado y de las jerarquías que pretenden monopolizarlo, los grandes descubrimientos minúsculos) sin intentar reducirlo, sin menoscabar sus misterios, sin encorsetarlo en la camisa de fuerza de una teoría. Un libro que también le explica a uno porque le ayuda a pensar sus contradicciones y sus anhelos. Un libro que no se acaba porque continúa más allá de sus páginas, es decir, en cada uno de nuestros corazones vinculados gracias a él. Qué alegría de libro, qué gran regalo de libro» (Del prólogo de Jesús Aguado). «[…] En este poemario (ni siquiera sé si debería llamarlo así), se narran los últimos quince años de mi existencia. En este libro me narro a mí mismo como un ejercicio de desnudez, de fidelidad a lo que la vida me ha ido trayendo o a lo que he entendido que me traía. Narrándome así, ayudo a restañar heridas y a reconciliarme con lo vivido. Como en el precioso arte del kintsugi, con la luz emergente de esas heridas se colocan y pegan las piezas de los restos de mi propio naufragio y aparezco con mis cicatrices cosidas con denuedo, lágrimas, cantos, silencios, palabras y sueños. Aún queda mucho por restaurar y por coser; incluso es posible que, a veces, me siga encontrando a mí mismo batiéndome a vida o muerte con las olas. Sin embargo, otras veces tengo la constatación de haber llegado a una atalaya en la que me alzo curtido, bello. Narrándome, estoy narrándoos a vosotras y vosotros porque seguro que encontráis atisbos, vislumbres de lo que sois, de los que somos. Narrándome, narro a todos aquellos y aquellas, nómadas también, que en estos años han hecho más amable mi travesía…».