Nunca es tarde para empezar, siempre habrá oportunidad de ser, de sentir, de vivir, de poder experimentar todos esos momentos que nos traen felicidad.
Día a día estamos viviendo, depende de nosotros lo agradable o desagradable que sea. Caminando y caminando se nos olvida el porqué, el dónde, el cómo, el cuándo. No dejamos que la mente nos hable correctamente, o quizás no le sabemos responder. No es de locos ponerle cuidado a nuestros pensamientos, de locos es descuidar el alimento que le debemos dar a nuestra mente, y poder entender esa deslumbrante vida interior que nos llama y nos grita que le pongamos atención.
Muchas veces dejamos de ser nosotros mismos, por palabras vanas que nos clavan un puñal amenazante, haciendo que rechacemos nuestra razón de ser. No son las personas las que se tienen que sentir identificadas con nuestra propia vida, somos nosotros mismos los que debemos buscar el camino que queremos recorrer. Cuando encontramos la misión por la que estamos creados, sentimos esas mariposas en el estómago, un nudo en la garganta que nos impide gritar, esa es la real emoción de encontrar nuestro propio yo.