Estructura Bermejo su poemario en dos partes: una primera, donde recoge poemas escritos en los últimos meses, tras decidir que tenía que regresar a la poesía tras más de veinte años sin escribir apenas y con un propósito claramente terapéutico por las cosas de la vida, cosas que pasan y pasan como vilanos o como camiones de tres ejes; y una segunda parte, que incluye una selección de poemas que vienen de su juventud pero sigue reconociendo como suyos y acordes con su corazón de cincuentón.
El poeta es, ante todo, un narrador en verso, desgrana lírica y abiertamente los momentos más importantes de su vida, sus sueños, sus ideas, su gusto por la experimentación mediante variadísimas formas métricas, su pasión por la rima y por contar las sílabas que tienen su alma y el alma de las personas que va citando en este volumen, entre múltiples referencias al mundo clásico pero también yendo y viniendo de la sensibilidad oriental a la de la Generación del 27.