Una pequeña foto de Te Beatles, vista durante unos breves instantes durante mi infancia, y una canción suya ininteligible para mí en aquellos momentos, escuchada en una vieja radio, fueron la llama que encendió la motivación esencial para soñar con intentar crear, algún día, un grupo musical de similares características; ajeno en ese momento a lo negativo y dramático que llegaría a ser cumplir este sueño, por el entramado burocrático, y la atrasada visión de las autoridades culturales cubanas de aquel tiempo.
Dieciocho intensos e inolvidables años, a través de complicados y absurdos obstáculos a la música rock y al grupo que fundamos con el nombre de Rhodas, pero que, a pesar de todo, se convirtieron en la época más emocionante, arriesgada y divertida que he tenido el placer de vivir y compartir con las mejores personas que he conocido y con los mejores amigos que he tenido en toda mi vida.