SIGLO IX D.C., PRINCIPIOS
El mar Mediterráneo es un hervidero. Permanente campo de batalla entre bizantinos, árabes, piratas norteafricanos y cazadores de esclavos. Por si no fuera suficiente, los normandos ya amenazan sus costas. En este marco, Ludovico Pío, hijo del gran emperador Carlomagno, decide hacer efectiva una de las últimas voluntades de su padre y dispone el envío de una delegación diplomática y científica a Bagdad. Las noticias que llegan desde Oriente informan que en fecha imprecisa, aunque no muy lejana, se espera en la capital abasida la entrada del nuevo gran califa: Abdalá Al Mamún ibn Rashid. El caballero Yusef al-Azad, muladí nacido en Hispania, formará parte de la expedición en condición de traductor. Años después, Yusef volverá a encontrarse con Al Mamún en Egipto, a donde el califa se desplazará con el fin principal de pacificar aquella tierra, sumida desde hace años en un inacabable caos. Pero Al Mamún tiene, además, otro objetivo: acceder al interior de la Gran Pirámide de Kufu, donde se comenta que podrían estar ocultas cartas terrestres y otros documentos de enorme valor científico. Todas las crónicas asumen que el último que pudo acceder a su interior fue el emperador Julio César, casi 800 años antes. Desde entonces, nadie. Yusef, por su parte, viajará a Egipto para cumplir un juramento, pero también con el objetivo de reencontrarse con una misteriosa mujer a la que conoció en Bagdad, en un lugar tan enigmático como ella misma, custodio de saberes arcanos y futuros, llamado La Casa de las Cosas Múltiples.