Patricio Huesca busca un espejo. Lo encuentra gracias a que Peregrina responde el mensaje enviado por él. A través de correos electrónicos, entran en contacto para atenuar la soledad de sus vidas cotidianas. Inicia el diálogo. Ambos descubren una manera de vivir a distancia, poco a poco posibilitan la desenvoltura de deseos imaginarios, conjurando la creación de un mundo en el que se sienten cómodos, adquieren confianza para preguntar y confesar sin miedo, sin temor a ser enjuiciados. Patricio reconstruye un puente y tiene un apiario; Peregrina comparte con él su trabajo de restauradora de retratos del siglo XVII y su descubrimiento: el misterio detrás de “La monja coronada”. Diversos personajes interactúan en el relato de Peregrina y Patricio, así, los lectores son testigos de otras historias dentro de la historia. Narrar la vida personal, sin verse a los ojos, es tentador, los resguarda. Y son francos en el tema del erotismo, confían secretos nunca antes revelados, disfrutan el juego de espejos: multiplica lo peligroso y fascinante de sus reflejos. Parece que no hay marcha atrás, ¿se conocerán personalmente? ¿Qué pasará con sus inquietudes, con los sentimientos enviados y recibidos en su buzón electrónico? ¿Dejarán de viajar en rieles paralelos? Asunto: La luna a cucharadas es una novela sobre lo humano en la era digital.