Un día como cualquier día un hombre, como cualquier hombre, se despierta para acudir a una cita con un tal señor Argudo; y aunque no recuerda bien de quién se trata, se embarca en la aventura de averiguar el origen de esta curiosa persona.
Nuestro hombre se llama Carlitos, cuyo pasado y futuro son algo inciertos, y cuyo presente es un laberinto repleto de enigmas, de aquellos que no le permiten conciliar el sueño.
Transcurre así el tiempo hasta que escucha una voz que le susurra hacia dónde ir, qué hacer o qué decir, y sin razón aparente se le ocurre creer que dicha voz no le pertenece, pues no proviene sino de una consciencia muy ajena a la suya; es decir, de cierta criatura infltrada, nefanda, que se esconde en lo más profundo de su propia consciencia.