Cela, el Café Gijón y yo. Cela fue el último de los grandes titanes de las letras castellanas. En estas páginas se rinde homenaje a su figura, haciendo resaltar la donosidad de su estilo, el punto escéptico y el donaire de su prosa , teniendo como marco de entrada sus relaciones con el Café Gijón, que es una institución en la vida cultural española. También se pondera el saber estar de sus anfitriones (los camareros y maestresalas: Pepe Bárcena el sumiller-escritor, Jacinto, Julián, el Sr. Salcedilla, el actual… dueño). Algunos capítulos recalan en la exquisita clientela, siempre abierta y mesocrática de gente importante que pasó por el lugar: Dalí, Buero Vallejo, Gerardo Diego, César González Ruano, los actores Fernando Fernán Gómez y Paco Rabal. Las musas y Baco se dieron la mano sobre la barra del Gijón. Terpsícore jugó al escondite con Talía y Themis la patrona de la Justicia no se mostró en exceso rigurosa, cuando vivía el Fiscal Burón; los jueces de ahora no van allí, que, si fuesen, sería la justicia a lo mejor más tolerante. El Gijón es algo más que un bar pero no es un club inglés. No se reserva el derecho de admisión en un ambiente de bohemia y de libertad pero una bohemia con clase, teniendo en cuenta los años difíciles y duros de la Transición. Antonio Parra Galindo a CJC lo conoció, trató y entrevistó, tomando como punto de arranque el Café Gijón que fue su fuente de inspiración para su obra “La Colmena”. En estos relatos al desgaire se narran vivencias de la displicencia y oposición intelectual que convirtieron su famoso burladero en un refugio de escritores, pintores, artistas (algunos no tanto) que pasaron por el famoso establecimiento de Recoletos 21. Es más que un viejo café. Es un templo de las musas fin-de-siècle. Y uno de los lugares con más calor en Madrid.