Luego de disfrutar de esos “orgasmos trogloditas” que nos ofreciera en Pequeña Muerte, su primer libro de poesía, Enrique Urbano Ángel nos vuelve a introducir en una nueva genitalidad poética mediante esta Cópula, en la que supera su universo de placer creativo. ¿Cómo evoluciona un poeta? En su anterior libro, su poesía hipodérmica, nos dejaba una sensación de catarsis autista a través de un erotismo terminal e iniciático, casi tribal. Ahora, vuelve a enhebrar palabras, jugando con detalles que suelen pasarnos desapercibidos. Pequeños detalles que mediante su descripción cobran relevancia, seducen, estimulan. Enrique Urbano Ángel, observa y escucha todo lo que sucede a su alrededor, luego nos lo devuelve randónicamente en forma de poesía, para deleitarnos con esos viajes externo-interiores hacia dónde decidamos dirigirnos, dejándonos llevar con su ludopatía verbal. Así, hoy, tampoco navega y vuela solo. Lo acompaña John Oliver y su hemorragia de lapicero. Fuerte, profundo, intenso, y no exento de humor. Ingresa en su universo urbano-angelical, y déjate magrear con su verba viviendo en el idioma universal del verbo copular.
Marcelo.