La vida del joven Diego Vicario discurría sin alicientes, lastrada por la falta de cohesión familiar y por su rutinario trabajo como cartero. Los infortunios que había tenido que soportar desde su infancia lo habían convertido en un mero observador de su propio desasosiego, y este se había acabado convirtiendo en su más fiel acompañante. Anhelaba encontrar la felicidad, pero su acentuado carácter solitario no lo ayudaba ni a romper sus limitaciones ni a albergar la más tímida esperanza de descubrir el sentido de su existencia. Sin embargo, un hallazgo fortuito en la biblioteca pública de Cáceres convertiría el 24 de marzo de 2008 en la fecha en la que iba a prender la zigzagueante mecha de «casualidades» que terminaría transformando su visión de la realidad. Si este libro ha llegado a tus manos, puede que haya razones poderosas para ello; puede que, a través de él, también a ti la vida te esté dando un empujón. Y ojalá que, cuando recuperes el equilibrio tras la lectura, te asalte la corazonada de haber descubierto dónde reside tu felicidad.