En esta edición publicada en Barcelona, España, el autor (periodista y activista ambiental de Colombia) narra, en medio de una ola de asesinatos sistemáticos, la persecución auspiciada por
el gobierno de su país, con un chaleco antibalas, escoltas y vehículo del gobierno, denuncia los abusos de la cementera multinacional Lafarge Holcim luego de hacer una histórica movilización
social en Boyacá, su tierra natal; los vínculos de la política y empresa que lo llevaron a solicitar asilo político en la Unión Europea.
El asesinato de 187 líderes sociales, campesinos y ambientalistas entre los años 2016 y 2017: un ataque sistemático en Colombia que da una voz de alerta al mundo civilizado y democrático.
En la obra se incluyen reportajes publicados en medios de Estados Unidos, España y Colombia donde se presenta parte de la investigación del autor.
El espionaje por parte de los escoltas asignados por el gobierno de Colombia en medio de la epidemia de cáncer en Sugamuxí, región ubicada en el centro del país, a causa de la contaminación
del aire y la omisión de las autoridades con violación de la libertad de prensa en el Gobierno de Carlos Amaya hacen parte de la investigación publicada en este libro.
Queda claro que no existe ninguna diferencia entre el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, y el actual premio Nobel de Paz, Juan Manuel Santos, aunque la opinión pública se en
cuentra dividida. Su política de Estado tiene los mismos intereses y parece más una estrategia de poder su controversia constante. El lobby de la embajada de Colombia en Bruselas ante multi
nacionales sin interés por la defensa de derechos humanos hace parte de la denuncia.
“El Dorado sí existe; los recursos naturales de Colombia, como denuncia Daniel, están siendo expoliados por empresas ilegales de minería y grandes multinacionales; y todo ello con la conni
vencia de los poderes públicos; el continente, con excepciones, padece de importantes bolsas de pobreza y problemas de seguridad y estabilidad. Esta es la denuncia de este libro.
Daniel es un activista comprometido a favor de los derechos humanos y del medio ambiente; es una persona incómoda para el poder; su denuncia de los abusos e injusticias cometidos por
las élites políticas y económicas hacen de él un elemento perturbador del status quo; se erige en vocero, o portavoz, de las demandas de muchas comunidades y minorías sociales de su país.
Daniel es valiente, muy valiente, en su lucha porque lo hace aun a riesgo de exponer su vida y patrimonio; por ello, su comparación deja en “activistas de salón” a todas aquellas personas que
se denominan activistas en la confortable Europa, donde nada de aprecio personal se arriesga”.