Este libro nos sumerge en una vida empresarial intensa, de elevado riesgo financiero, cuyos logros dependen de tener la información correcta… Ninguno somos totalmente responsables de lo que nos ha sucedido, ni el pequeño empresario, ni el autónomo, y mucho menos los trabajadores. Todos estamos atrapados por el sistema financiero y por los responsables de su control, que están sometidos al sistema. Ellos son los únicos culpables. Nadie ha vivido por encima de sus posibilidades, esto es absurdo; ningún banco ha dado ni un euro a nadie que no tuviera capacidad de pago en el momento de concederle un crédito. El gobierno, que nos acusaba de vivir por encima de nuestras posibilidades, sabía muy bien que los bancos son los responsables de la situación por la que estamos pasando. Aquí lo único que están blindando son los intereses del capital y no los del ciudadano. Algunos políticos gobernantes se atrevieron a reconocer que debían haber frenado la burbuja inmobiliaria; pero, a ver quién se atrevía a hacerlo sin el coste electoral que les suponía. Solo miden sus expectativas de gobernar, pero no el daño que han causado a miles y miles de familias. ¿Qué hacen ahora las familias a las que han dejado en la cuneta? ¿Les va a pagar el Estado las deudas? Pues, ya va siendo tarde…