Forma parte de nuestra cultura, imaginar e inventar un tiempo pasado en que el mundo era un edén, un lugar idílico, lleno de belleza y armonía entre todos los seres existentes, que fue glosado por aquel caballero loco, en sus momentos gloriosos de lucidez, “dichosa edad y siglos dichosos…”. También es tentador identificar aquel tiempo con la “utopía”, cuya pérdida podría explicar todos los sinsabores que la humanidad padece. La naturaleza permite a los hombres generar riquezas de índole diversa: dando valor, quizás irracional, a determinados metales, acumulando obras de arte y dinero en sus diferentes formas, construyendo edificios y palacios suntuosos que quedan como patrimonio de clanes poderosos, o de mediadores de dioses varios. Existe también un tipo de riqueza generada sin intervención humana, la creada por la naturaleza, regida por leyes y equilibrios, de los que vamos descubriendo algún secreto de vez en cuando, normalmente, cuando tratamos de corregir algún efecto perverso producido por nuestra ignorancia en el manejo de los recursos naturales. Este libro trata de la búsqueda de los equilibrios entre las riquezas naturales y materiales, y del disfrute de las mismas por la mayoría de los seres humanos. Sería conveniente para la humanidad, que la “utopía”, al igual que las manzanas sanas, como nos señala también la poesía, no estuviesen detrás de nosotros, sino delante.