España rural en la primera mitad del siglo XX. Laura, secuestrada y ultrajada nueve años antes, cuando era una niña, marcha de pueblo en pueblo con una extraña pareja de feriantes tras los rastros de su torturador. Su única obsesión es encontrarlo y darle muerte. Considera que es de justicia y que se lo debe a su dignidad. El pasado y el presente se entrelazan y alternan a lo largo de la narración, yendo progresivamente a converger en el encuentro inesperado de protagonista y antagonista. Entonces se precipita un final imprevisto, desgarrador y catártico. Conectados con el argumento aparecen numerosos apuntes -sociológicos, psicológicos y familiares- de la vida rural en una España pobre, explotada y calcinada. La trama brinda matices específicos de personajes que se mueven en los estratos más bajos de una sociedad hipócrita y egoísta. Matices que no justifican el uso de la violencia pero que, en cierto modo, lo hacen comprensible.