El libro ofrece un análisis de los obstáculos para el desarrollo del liderazgo y su punto de partida es la incapacidad del hombre y la mujer posmoderna para interpretar el mundo de una forma significativa. Adicionalmente, la obra aborda el problema de la fragmentación humana que incapacita a la persona para entrar en contacto directo con el nivel más profundo de su interioridad. Argumenta porque el hecho de replicar conductas deja pocas posibilidades para el surgimiento de un liderazgo personal. A través del poder de la metáfora, se delinean algunos caminos para la espiritualidad que contribuyen a incrementar la autonomía, la creatividad y el sentido de significado. Se plantean algunas vías para la interioridad como lo es la escucha obediente, en el silencio
interior, lejos de quedarse en uno mismo, se trata de establecer un profundo nexo con la realidad. Finalmente, a través de sus líneas, el libro intenta proponer algunas vías para contribuir a la humanización del mundo.