El jugador de cualquier disciplina deportiva tiene como objetivo conseguir el máximo provecho en cada uno de sus factores de rendimiento. Sin duda la velocidad es uno de ellos. Para el jugador ser rápido representa estar activo, enérgico y vigoroso. A su vez garantiza “gustarse” en el desarrollo de sus acciones técnicas y cautiva al espectador con jugadas que incitan a la exclamación del asistente.
Así mismo, para los preparadores físicos el desarrollo de la velocidad representa un reto atrayente a trabajar. A lo largo de una temporada atenderemos en más de una ocasión al jugador que manifiesta afirmaciones como: “es que me falta chispa” y adivinaremos perfectamente a que se refiere. Un buen diagnóstico junto a una adecuada programación y una acertada propuesta de ejercicios favorecerán la obtención de dicho objetivo. ¡Un seductor desafío para trabajar! .
A lo largo de este manual el lector podrá encontrar algunas respuestas a sus dudas y 80 ejercicios probados y listos para ponerlos en práctica. ¡Disfrutadlo!