Estamos ante un relato valiente y emotivo, a toda vista desprende que está hecho desde el corazón y con la rotundidad de alguien que sabe de lo que habla. Contado mediante una estructura original, salpicada de ilustraciones que hacen que todo el conjunto tenga un sentido final. Trata el tema de la enfermedad mental de una manera honesta, sin falsas caretas ni palabras. Resulta algo nuevo para todo el que desconoce la subjetividad del que padece esquizofrenia, incluso puede servir como guía de ayuda para el que pretende comprender situaciones que se escapan de todo control. Lo que más podría resaltar ha sido la manera de enfocar la enfermedad como un juego en un tablero, no elegido, pero sobre el que hay que participar para sobrevivir de uno mismo. Es una especie de desahogo final. Es colocar la última pieza para que todo termine de encajar. Muy recomendable.
Crítica de Jose Luis Ortiz Perez.