Don Luis es un mediano propietario que posee una finca en tierras manchegas, a orillas del Guadiana. La política corre por sus venas y a ella se dedica fundamentalmente desde su puesto de alcalde en un pequeño pueblo, pero tiene otras aficiones: la música, y la defensa apasionada de la idea de que El Quijote lo escribió Cervantes en ese pueblo manchego.
En la novela transcurren dos historias paralelas: la Historia con mayúsculas, tan convulsa en esa época: abdicación de Amadeo, Primera República, Restauración… y la historia pequeña, de seres anónimos como Laura, hija de don Luis, que se siente prisionera por su condición de mujer; Alfonso, el primogénito, despreocupado y superfcial durante su juventud; Lucía, la hija del molinero,
espíritu libre y optimista, pero con un trágico fnal; Teresa, amiga de la familia, adelantada a su tiempo y defensora de los movimientos vanguardistas; Francisco, amigo de Alfonso y futuro marido de Laura, ser apocado y débil… Como decorado, la situación social: levantamientos campesinos, injusticia social, movimiento anarquista, bandolerismo…
En este contexto viven, luchan y sufren los personajes, habitantes de una España desgraciada a la que don Luis denomina “la Encantada”.