La revolución afectiva cuestiona las estructuras de poder que enjuician, tasan y evalúan nuestra identidad y la someten a ideales que nos llevan a contradicciones insalvables a cambio de una falsa sensación de control. Entre lo que es y lo que debería ser hay una persona que sufre por no dar la talla, por no ser adecuada, por no pensar ni sentir “correctamente” o por miedo a perder su estatus. Esta obra apuesta porque el dolor proscrito recupere su legítimo lugar en nuestras vidas, para escapar de cárceles románticas y liberarnos de las expectativas que bloquean nuestra capacidad de amarnos incondicionalmente. El agenciamiento afectivo es un medio de descubrimiento de la verdad por la verdad misma; esto es, honestamente; del amor por el amor mismo; esto es, amorosamente; del compromiso por el compromiso mismo; esto es, humildemente. Es en el desarrollo de estas capacidades en que se basa este manifiesto que aborda las dificultades en el establecimiento de vínculos de confianza.