MI DIOS SOY YO no es solo un título, es una declaración de intenciones, un grito ahogado con una clara voluntad de emancipación.
MI DIOS SOY YO relata la historia de Adelaida, una mujer que se acerca a la senectud, que vive sola, y es llevada en contra de su voluntad, a un asilo del estado regentado por religiosas.
Se sitúa la acción en los años cincuenta del siglo XX en la Andalucía profunda, cuando el franquismo y el clero piensan, que el país era su finca particular, y en la gente del pueblo se había instalado el miedo en el tuétano de los huesos.
En el título se intuye también el grito de angustia de una persona que inevitablemente se ve derrotada por la vida, consumiéndose poco a poco y comprobando cómo se convierte en una prisionera de su propio cuerpo.