Esta obra sobre Reiki es la primera en su género donde se trata dicho Arte de sanación y trascendencia espiritual con un carácter puramente místico, dándose claves prácticas para desarrollarlo como una vía iluminativa. Reiki se pronuncia sumido en una visión mística, tocando y aclarando aspectos relativos a lo esencial de su sentir y expresión: la sabiduría implícita que germina en la Fuente interior y exterior, misma unidad de sentimiento y conocimiento.
Una vez me preguntó una persona: “¿Cuál es el principio básico para incursionar en tratamientos de Reiki?”. A lo que respondí: “Corazón (Kokoro)”. El corazón es tan grande que puede abarcar la inmensidad y contener a todos los seres, especialmente a los que sufren, a los débiles e infortunados, o a los ciegos de corazón. Es un acto de amor semejante a una oración o a una meditación donde vida y muerte convergen y se entrecruzan para que el tiempo deje paso a la eternidad. Si hay algún canto de amor que trascienda los confines del corazón y del cosmos, eso es Reiki. El Espíritu de Vida es el dador del aliento divino. Si recibo, lo justo es dar. Dando, incorporo mi ser a la inmensidad del cosmos puesto que, de esta manera, recibo absolutamente el Todo. Reiki es la intercesión y la proyección del gran corazón universal en el corazón individual de cada ser. Y el único medio posible para llegar al corazón de la Divinidad, la gran mente universal, es el Amor. Sin amor, nada es posible, y carecería totalmente de sentido cualquier tipo de práctica espiritual.