Si las relaciones entre el dinero y las artes se pueden leer de maneras diversas, también este libro se puede leer por muchos senderos o incluso, si se prefiere, campo a través. Lo que es seguro es que no habrá que cambiar de moneda para caminar por tres cuentas corrientes, las tres secciones, el reino de los (in)justos, la avaricia rompió el saco y falsificaciones, a las que se adscriben los diversos ensayos que componen la obra. Como primer activo nos encontraremos con el reino de los (in)justos y sus desvaríos estructurales, sentando a los pobres en la mesa de los mercantes, y sin olvidar que los héroes, ricos o pobres, nunca tienen asegurado el triunfo. En segundo lugar estará el camino, desagradable tal vez, de los avaros, y sus incómodas estratagemas para hacerse con el saco que rompió la codicia; inagotable fuente, ésta última, de ríos de tinta y de oro verde. La tercera y definitiva de las secciones se sumerge en las falsedades que también reportan las palabras y los dólares, falsificaciones de ilusiones que a punto están de convencernos de ser la pura realidad. Nadie dijo que el arte de hacer dinero fuera inversión segura.