“Ciudad marinera y luminosa, cuya alegre y acogedora cordialidad la convierten en una de las prometedoras esperanzas de la Costa de Almería en pleno desarrollo turístico.” Con la victoria del franquismo, tras la Guerra Civil de 1936-1939, el interés primordial del Gobierno fue la consolidación de este Nuevo Estado franquista. Aquí, la red de instituciones locales resultó fundamental para dotar al nuevo sistema político de una base de dirección que le aportará una mayor legitimidad. Unamuno: “Vencieron, pero no convencieron”. Ahora primaba la regeneración de España, hacer, de alguna manera, las cosas como no se habían hecho antes, pero con un proyecto político monolítico, depurador y centralizador, que se concretó en un cambio en los mecanismos para acceder al control de los centros dónde se hacía la política, y una vuelta hacia las posiciones más ortodoxas del esquema territorial liberal, agravado, además, por el carácter autoritario del régimen que impedía la formulación de cualquier otro esquema territorial que pudiese afectar la unidad estatal de Una España, Grande y Libre. Pedro Calderón de la Barca: “Vencer y perdonar es vencer dos veces”. Y es aquí, en el municipio de Roquetas de Mar en Almería, en Andalucía donde se hace una sinopsis de análisis, descripción y valoración del poder municipal, que se suma al devenir político impuesto tras la contienda cívicomilitar del 36, sin autonomía de gestión ni financiera en clara radiografía del panorama regional y nacional, primero con la llamada autarquía y, más adelante en el tiempo del blanco y negro, lo que sería el desarrollismo de los tecnócratas, hasta llegar providencialmente a la Constitución española de 1978, en donde se vuelve con gran esperanza a la “Libertad” y normalidad institucional democrática en la sociedad civil española.