El asesino profesional Juan Lynch abandona bruscamente a su familia tras el terrible incidente que ha puesto en grave peligro al más joven de sus miembros. Contrariamente a lo previsible, los hechos no están relacionados con su oficio, sino con la confusa circunstancia de que, al parecer, se está transformando en un vampiro. Secretamente, Lynch se somete a un encierro voluntario, lejos de todos los que le conocen, con la esperanza de encontrar una solución a su cambio de estado. Al poco tiempo, y a pesar de su aislamiento, ocurre un suceso imprevisto: recibe una nota de su hija Sabrina en la que le notifica que está embarazada. Lynch tiene motivos para alarmarse. Según sus cálculos, esto sólo pudo suceder en Jordania donde, por una serie de extrañas circunstancias ella le acompañó. Lynch tenía el sorprendente encargo realizado por la Iglesia Católica de” matar a un vampiro”. Sabrina estuvo secuestrada durante unos días, y acabó en brazos del monstruo al que finalmente, él acabó aniquilando. Pero…¿Quién fecundó a Sabrina? Lynch se ve obligado a abandonar su guarida para dar respuesta a esta pregunta. En el exterior hay muchas personas esperándole: varios agentes de la organización Senda Nueva, la policía, diversos emisarios de El Vaticano y unos sorprendentes acólitos de proporciones ciclópeas procedentes de Jordania. Una vez en la calle, Lynch se encontrará atrapado en una tormenta frenética de muerte y conspiración que irremisiblemente le empujará hacia un único destino: el enfrentamiento con un abad maldito, Maurice d’Oc, un quimérico ser ígneo de más de quinientos años de edad. El desenlace tendrá lugar en tierra de nadie y a la vez tierra de todos: el templo de la Sagrada Familia de Barcelona, con el mismísimo Papa de Roma de testigo.