En SEMINARIO VACÍO. LOS PECADOS MORTALES DE LA IGLESIA vuelve por donde solía y trata de abordar desde una persperctiva de amor aunque crítica de los cambios operados en esta institución, el desentendimiento y la falta de caridad con sus “ex”, los abusos a menores, el cambio de tempo sobre todo en la liturgia que la vuelven casi irreconocible. ¿Habrán los obispos vuelto las espaldas a sus hijos? ¿Dónde está el pan de los pobres? Pese a todo, cree haber enebrado un canto de esperanza en la indestructibilidad de la fe legada por Jesucristo y los apóstoles a contrapelo de las defecciones y pecados de los hombres. En este sentido, Antonio Parra es un admirador de la Iglesia Ortodoxa Rusa que ha sabido conservar el mensaje mejor sin los tumultuosos cambios de la latina porque parte inmalienable de la iglesia es la adoración conjunta, la liturgia. Quizá quiso componer en este libro un tropario ortodoxo, un himno de resonancias célicas, tal y conforme lo cantan los monjes del monte Athos.