Éste relato es una recreación literaria, fantástica, sobre un hecho histórico: la destrucción de los cántabros por los ejércitos del visigodo Leovigildo, rey de Toledo, en 574. Se cuenta que el anciano San Millán, patrono de Castilla, realizó una peregrinación desde su eremitorio a pies de La Demanda, en la actual Rioja, hasta la fortaleza de Amaya para prevenir a los cántabros, allí reunidos, de su inmediata destrucción si no se convertían a Cristo. Pero no le hicieron caso… Y fue el final de aquel pueblo, de sus dioses, mitos y héroes. Urielu, el protagonista, es un personaje de ficción cuyas aventuras, sin pretenderlo, le convierten en una leyenda étnica, desatando un delirio que arrastra a su pueblo a un final que él mismo presencia sin poder evitarlo. Pero la verdadera protagonista es la formidable naturaleza de Cantabria, que contempla a la vez el ocaso de los dioses y el amanecer de un cristianismo que se debate entre la independencia de los eremitas y el imperialismo de la metrópoli toledana. Tras la ruina, hasta su nombre fue olvidado, y aquella tierra quedó absorbida en el Reino de Asturias como la Asturia de Santillana.