Este poemario es fruto de inspiraciones nocturnas, intoxicaciones etílicas, desamores y amores varios, mujeres que olvidaron, que olvidé que olvidaba, invenciones cantadas, cursilerías kafkianas, desolación e insolaciones ripiosas, estratagema del desvarío y un sinfín de otras muchas mentiras que sirven de chubasquero contra la lluvia de versos nacidos para morir. Este poemario esconde verdades sabor a cerveza, ilusiones y dolores de cabeza, tropezones, cartas que nunca entregué, zozobras. Ansiedades, soledades, desazones, temporales. También esconde fantasías, esconde jardines, esconde ciudades que visité y otras que imaginé. Este poemario habla de amor y habla de celos, habla de complejos y de lo lejos que a veces tenemos las cosas más próximas a uno mismo. Habla del misterio, habla de rejas que no se ven pero estrangulan. Habla de miedos, habla bajito pero firme desde el corazón. Este poemario miente, como los enamorados, miente despacio y deprisa, miente con dientes y sin camisa, mira de reojo a otro costado, huye del tedio que le persigue, se burla del gris y de la rutina de los días grises. Persigue flores con espinas, pétalos amarillos, reflejos de espejos de barro y camas vacías. Este poemario también esconde otras cosas que ahora debes encontrar tú.